La normativa CAFE (Corporate Average Fuel Economy) es una regulación de la Unión Europea que busca reducir las emisiones de CO₂ de los vehículos nuevos vendidos en su territorio. A partir del 1 de enero de 2025, los fabricantes deben asegurarse de que la media de emisiones de sus automóviles no supere los 93,6 gramos de CO₂ por kilómetro. Esto representa una reducción significativa respecto al límite anterior de 115,1 gr/km.
El incumplimiento de estos objetivos conlleva sanciones económicas considerables. Por cada gramo de CO₂ que exceda el límite establecido, el fabricante deberá pagar una multa de 95 euros, multiplicada por el número total de vehículos vendidos. Se estima que las multas podrían alcanzar hasta 15.000 millones de euros para la industria automovilística en su conjunto.
Para cumplir con la normativa CAFE, los fabricantes están impulsando la producción y venta de vehículos eléctricos y de bajas emisiones. Sin embargo, alcanzar la cuota necesaria para cumplir con los objetivos de emisiones es un desafío. Especialmente en mercados donde la adopción de vehículos eléctricos es aún limitada. Por ejemplo, en España, la cuota de vehículos eléctricos debería aumentar al 22% para cumplir con la normativa. Este reto se hace especialmente complicado si consideramos que actualmente se sitúa en torno al 5%.
Algunas estrategias que los fabricantes están considerando para adaptarse a la normativa incluyen:
- Formación de «pools» de emisiones: Alianzas entre fabricantes para promediar sus emisiones y evitar multas. Por ejemplo, Tesla ha liderado acuerdos con otros fabricantes para ayudarlos a cumplir con los límites establecidos.
- Incremento de la oferta de vehículos eléctricos: Lanzamiento de nuevos modelos eléctricos para reducir la media de emisiones de la flota. Se espera que en 2025 lleguen al mercado modelos más económicos que podrían ayudar a revitalizar las ventas de vehículos eléctricos.
- Ajustes en la producción: Reducción de la fabricación de vehículos de combustión interna para evitar exceder los límites de emisiones. Esta medida podría afectar negativamente a las plantas de producción, especialmente en países como España, donde una gran parte de la producción se centra en vehículos de combustión.
La normativa CAFE forma parte de los esfuerzos de la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Los objetivos intermedios buscan en definitiva una reducción progresiva de las emisiones de CO₂ en el sector del transporte. No obstante, su implementación plantea desafíos significativos para los fabricantes de automóviles, que deben equilibrar la transición hacia tecnologías más limpias con la viabilidad económica y la competitividad en el mercado.