Según varios estudios de mercado, uno de los aspectos que más valoran nuestros clientes a la hora de elegir su taller, es la limpieza y el orden de las instalaciones. Es por eso que debemos prestar especial atención a este asunto de ordenar el taller.
Hace unos meses fui a realizar una auditoría a un pequeño taller de mecánica. La idea era aconsejar al gerente acerca de la mejora de sus procesos y hacer una evaluación general del negocio. Lo primero que me llamó la atención es que aparte de tener mucho trabajo, el trato que se daba a los clientes era excepcional.
Sin embargo, el mantenimiento de las instalaciones estaba muy lejos de ser bueno. Recambio usado por todas partes, neumáticos viejos apilados, etc. La conclusión que saqué es que no había coherencia entre el buen trabajo que hacían y la imagen que transmitían. Aunque pienses que al tener suficiente trabajo el problema no era tan importante, la realidad es que espantaban a muchos nuevos clientes. La buena noticia es que se consiguió ordenar el taller por mucho menos de lo que pensaban.
Por dónde empezamos a ordenar el taller
Lo primero fue hablar con los mecánicos y preguntar qué les impedía mantener el taller limpio y en orden. También pedimos que nos transmitieran sus sugerencias. Que nos ayudarán a ordenar el taller. Al fin y al cabo son ellos los que pasan un tercio de su tiempo allí. La conclusión es que echaban de menos más elementos de ordenación y un espacio de trabajo más agradable. Con esto en mente y una inversión de menos de 600 euros, estas fueron las acciones que emprendimos:
1- Aislar el compresor de aire: realizamos un cajón de madera con aislante y lo trasladamos debajo de la escalera que daba accesos a las oficinas de la parte de arriba. Con ello, ganamos espacio e insonorizamos el área de taller.
2- Clasificar el recambio usado: Recopilamos todo el material usado que se guarda “por si acaso un día lo necesito” y nunca se utiliza. Aquello que parecía útil se etiquetó y almacenó , y lo que no era importante se ofreció a los mecánicos. El resto se vendió a chatarreros. Hablamos de más de tres bidones de material desechado.
3- Espacios de ordenación: Se compraron en un centro de bricolaje cercano, 4 armarios de bajo precio con unas medidas de 2m por 1,5m. La idea era almacenar de manera lógica los botes de químicos, útiles de taller de uso ocasional, bidones de refrigerante y aceite, cajas con tornillería, etc. El objetivo es ordenar el taller quitando de la vista el mayor número de cosas posible.
4- Reordenando el espacio: Aprovechando toda la superficie ganada, se reubicaron las mesas de trabajo y se ocultaron de la vista de los clientes los contenedores del material para reciclar (aceites, filtros, refrigerante, etc).
También se compró una estantería industrial que permitió almacenar los neumáticos usados de manera que no estorbaran. Ahora ya sí, tras una exhaustiva limpiezas del suelo, fijamos los armarios en los sitios más prácticos según el material que contenían y ¡listo!
CONCLUSIÓN
La ordenación de los espacios del taller, no solo sirve para transmitir una imagen más profesional de nuestra empresa. También aportan un mejor ambiente de trabajo que redunda en un aumento de la productividad. Ahora cada cosa está en su sitio y se localiza al momento. Además reduce notablemente la posibilidad de accidentes de trabajo y de ocasionar daños a los coches de los clientes. Y una última observación: cuando los espacios están limpios y optimizados, el esfuerzo que dedicaremos ahora a mantener las instalaciones en orden es mucho menor y con todo el personal implicado.
Así que ya sabes, si crees que tu servicio no va en consonancia con la imagen que das a tus clientes es posible que sea hora de ordenar el taller 😉
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¡¡A por ello!!