Los automóviles están diseñados para proteger a los ocupantes durante un impacto, utilizando materiales como el acero de alto límite elástico para minimizar los daños. En caso de accidente, se analizan múltiples factores, incluyendo la estructura del vehículo y las condiciones del accidente. De esa manera podremos determinar el mejor método de reparación.
En el momento de la colisión, intervienen dos fuerzas: la fuerza ejercida por el vehículo sobre el objeto con el que impacta y la fuerza de inercia de los componentes del propio vehículo. La inercia es el fenómeno físico por el cual un cuerpo tiende a permanecer en el estado en el que se encuentra, por lo que todos los componentes del automóvil que se encuentran en movimiento en el momento del impacto tienden a permanecer en movimiento, lo que puede causar deformaciones en los elementos que los soportan.
El diagnóstico de los daños incluye identificar y cuantificar las deformaciones y piezas afectadas, que pueden ser daños directos (en la zona de impacto) o indirectos (no visibles inicialmente). Los daños se clasifican en leves, medios o graves, dependiendo de la resistencia del vehículo, la reparabilidad de las piezas dañadas y la intensidad de los daños.
Finalmente, revisaremos las tres posibilidades para la reparación: sustitución total de la pieza, sustitución parcial o reparación sin cambio de piezas, aplicando los métodos más adecuados para cada caso.
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